Asombrosa e impactante.
Así puede definirse la espectacular cascada helada de Valdecebollas, que cuelga de la pared norte del pico del mismo nombre.
Una de las joyas de la montaña palentina, que puede visitarse en época invernal, eso sí, con equipación adecuada de alta montaña (crampones, piolet y raquetas, sabiéndolos usar adecuadamente), pues hay algunos tramos comprometidos (sobre todo el breve recorrido desde la primera hasta la segunda cascada).
El recorrido se inicia en La Collada, a 1.580 metros, aparcamiento amplio donde estacionaremos el vehículo, en el puerto de El Golobar. Desde este punto, restan 3 km por amplia pista asfaltada hasta el refugio en ruinas donde termina la pista.
A partir de aquí, el camino se empina, iniciando el ascenso por la vaguada que culmina en la cuerda de la Sierra de Híjar, con el collado del Sestil, donde las vistas son impresionantes y desde donde se ve ya tanto la cascada como la cima de Valdecebollas.
Perdemos altura para iniciar la última parte del recorrido de ida, extremando las precauciones en un paso entre rocas que nos adentra en los contrafuertes de la cara norte de Valdecebollas, donde se hayan localizadas las cascadas, hermosas e impresionantes.
La montaña: ámala, disfrútala y respétala. Y no dejes más huella que tus pisadas sobre la nieve.