"Las montañas no son estadios donde satisfago mi ambición de logros, son las catedrales donde practico mi religión. Desde sus majestuosas cimas veo mi pasado, sueño el futuro y, con una inusual agudeza, experimento el momento presente... En las montañas yo celebro la creación. En cada viaje a ellas, nazco de nuevo." Anatoli Bukréyev.

viernes, 18 de octubre de 2013

Alto del Parrejón (Sierra de Ayllón)

Con la idea de visitar el Hayedo de la Pedrosa, en el segoviano puerto de La Quesera, en plena explosión cromática de otoño, nos adentramos en esta particular masa forestal de menos de 90 hectáreas que, no obstante, conforma un hermosísimo bosque caducifolio nada propio de aquellas latitudes. Este hayedo es uno de los más meridionales de Europa, y, debido a su reducido tamaño, es menos conocido (y por tanto menos visitado) que sus vecinos de Tejera Negra (Guadalajara) y Montejo (Madrid), que incluso tienen cupo de visitas diarias o reserva previa de aparcamiento (lo que es entendible teniendo en cuenta la rareza que supone encontrar este tipo de bosques en aquellas zonas y la gran afluencia de público por la proximidad de Madrid). Es, además, en este lugar privilegiado y protegido donde nacen las aguas del río Riaza, que da nombre a la localidad del mismo nombre y que está situada a unos 12 km de distancia.
 
Ejemplares de haya al inicio del camino

Aparcamos como pudimos en un lateral de la estrecha carretera de montaña del puerto, y comenzamos la pronunciada ascensión a través del hayedo, maravillados ante los colores otoñales y siguiendo en todo momento los puntos rojos que, a modo de señales orientativas (claramente observables), terminan por conducirte hasta la parte alta del bosque.
 
Una vez que salimos de la espesura, ya en terreno despejado, se observa claramente la silueta del Alto del Parrejón (en la foto de abajo), inconfundible si observamos su figura picuda y el enorme monolito de lajas sueltas (visible a kilómetros de distancia) que corona sus 2.013 metros de altitud. Hacia él hubimos de dirigirnos siguiendo el trazado de una estrecha senda bien visible que no dejaba lugar al equívoco. Además, en todo momento está la referencia visual de hacia dónde debemos dirigirnos.
 
Pico del Lobo al fondo
Dándonos la espalda, al fondo, se puede observar la figura del Pico del Lobo, que también es accesible desde la parte alta del Puerto de la Quesera, desde donde nace una senda que culmina en su cima.
 
En menos de 1 hora desde el inicio de la excursión, la cumbre del Parrejón aparece ya muy próxima.
 
Ascendiendo entre brezos y pizarra, nos aproximamos finalmente al curioso monolito que corona la cumbre y donde daremos por terminada esta asequible ruta que permite alcanzar una privilegiada atalaya de más de 2.000 metros de altura sobre el Parque Natural de Tejera Negra.
 
 
CARTOGRAFÍA:
Sierras de Ayllón y Ocejón 1:50.000. Editorial La Tienda Verde.

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