La vuelta a Peña Foratata es un
espectacular recorrido que nos permite adentrarnos en salvajes parajes de una zona
primigenia y auténtica que contrasta con la voracidad urbanística y la
artificiosidad propias del enclave de Formigal, que no es un pueblo sino
realmente una gran urbanización y un complejo hotelero hecho a la medida de la
práctica del esquí alpino que se puede practicar en la cercana estación que lleva
el mismo nombre. Un lugar deslucido y sin alma del que, sin embargo, parte esta
interesantísima ruta circular alrededor de la imponente mole caliza de Peña Foratata,
impresionante y altiva con sus inexpugnables paredones.
Partimos desde la parte alta del
enclave para iniciar un ininterrumpido ascenso hasta el collado Foratata. La primera
parte de la ascensión ya es esforzada, y solo es un preludio de lo que seguirá
a continuación. Eso sí, las vistas son generosas y espléndidas desde los
primeros momentos de la caminata.
No será extraño, además, observar
alguna de las marmotas que pueblan el entorno. Introducidas en la cordillera a
mediados del siglo XX, y debido a la escasez de depredadores naturales, este
enorme y simpático roedor se ha ido extendiendo ampliamente por los Pirineos, siendo
abundante en algunas zonas, como en el Valle d´Ossau, en Ordesa y en el Valle de
Tena.
Llegados a la parte más alta de
la ruta, las vistas son realmente impresionantes, con multitud de picos (Balaitús,…)
que se pueden contemplar. Será inevitable un alto en el camino para reponer el
resuello, así como para sacar fotografías.
El descenso nos termina
adentrando en una zona de pastos que precede a un bonito bosque de coníferas. Nos queda llegar hasta el collado de Baladrias (1.770 mts), en nuevo ascenso, antes
de, ya sí, conducir nuestros pasos de nuevo hasta Formigal y dar por finalizada
esta hermosa travesía circular que se puede realizar en aproximadamente 3 horas.
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Peña Foratata |
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